El verdadero ‘sujeto’ (para usar un vocablo totalmente ajeno al mundo andino) humano en los Andes es el ayllu, la colectividad organizada y ordenada mediante un conjunto de relaciones establecidas. Pero en un sentido último, el ‘sujeto’ es el mismo cosmos (pacha) con su sistema de relacionalidad múltiple, del que el runa/jaqi es partícipe y co-cultivador. En este sentido, el ser humano andino (como colectividad) es un ‘cosujeto’ que a la vez es ‘co-objeto’.
El ser humano andino nunca se autoconcibe como ‘sujeto’ que está frente a un ‘objeto’; más bien es y ejerce una ‘función’ (para hablar en términos matemáticos). El ser humano es ‘co-laborador’ cósmico o pachasófico, con una determinada ‘función’ o tarea en el conjunto de relaciones; se trata entonces de una ‘identidad funcional’ en un sentido relacional, y no de una identidad monádica absoluta.
La ‘subjetidad’ no está relacionada con la racionalidad y libertad, ni con la autoconciencia y espontaneidad; también los animales y las plantas, los cuerpos celestes y los fenómenos meteorológicos pueden ser ‘sujetos’. La dignidad específica del sujeto humano colectivo radica en su lugar trascendental y su ‘función’ relacional como chakana dentro del todo (holon) del universo, y no en un aspecto logo-mórfico (razón) o teo-mórfico (imagen de Dios).
Estermann Josef – Filosofia andina