La cuantificación de los productos intercambiados no siempre es el factor decisivo; puede haber otros factores mas importantes: el parentesco de las personas que intercambian; la necesidad vital; la escasez del producto; el valor simbólico del producto (la coca, por ejemplo); las características de las personas. El trueque se realiza a ciegas, tal como lo hace supuestamente la ‘mano invisible’ del mercado monetarizado. El anonimato y la abstracción (cuantitativa) del dinero (pecunia non olet) se vuelve directa y concreta (cualitativa) en el trueque recíproco de bienes.
El principio de reciprocidad, igual que los demás principios ‘lógicos’ andinos, tiene su vigencia en todos los campos de la vida. Cabe destacar las múltiples formas de reciprocidad económica de trabajo e intercambio comercial, familiar de parentesco, compadrazgo y ayuda mutua, ecológica de restitución recíproca a la pachamama y los apus/achachilas, ética de un comportamiento de conformidad con el orden cósmico, y religiosa de la interrelación recíproca entre lo divino y lo humano.
un Dios netamente activo (actus purus) es un absurdo para la filosofía andina. El concepto de ‘gracia’ como un regalo absolutamente unilateral y sin ninguna ‘respuesta’ recíproca por parte de la persona que lo recibe, no es compatible con la ‘justicia cósmica’ expresada en el principio de reciprocidad.
El verdadero ‘sujeto’ (para usar un vocablo totalmente ajeno al mundo andino) humano en los Andes es el ayllu, la colectividad organizada y ordenada mediante un conjunto de relaciones establecidas. Pero en un sentido último, el ‘sujeto’ es el mismo cosmos (pacha) con su sistema de relacionalidad múltiple, del que el runa/jaqi es partícipe y co-cultivador. En este sentido, el ser humano andino (como colectividad) es un ‘cosujeto’ que a la vez es ‘co-objeto’.
El ser humano andino nunca se autoconcibe como ‘sujeto’ que está frente a un ‘objeto’; más bien es y ejerce una ‘función’ (para hablar en términos matemáticos). El ser humano es ‘co-laborador’ cósmico o pachasófico, con una determinada ‘función’ o tarea en el conjunto de relaciones; se trata entonces de una ‘identidad funcional’ en un sentido relacional, y no de una identidad monádica absoluta.
.La ‘subjetidad’ no está relacionada con la racionalidad y libertad, ni con la autoconciencia y espontaneidad; también los animales y las plantas, los cuerpos celestes y los fenómenos meteorológicos pueden ser ‘sujetos’. La dignidad específica del sujeto humano colectivo radica en su lugar trascendental y su ‘función’ relacional como chakana dentro del todo (holon) del universo, y no en un aspecto logo-mórfico (razón) o teo-mórfico (imagen de Dios).
Autor: Dr. Josef Estermman